martes, 18 de marzo de 2008

El Bordillo de Pedro Luis



Empieza dentro de poco la temporada Bordillera en Fortuna y espero que Jesús dentro de poco estimule a la gente al vuelo con sus triángulos bordilleros y con sus pruebas de habilidad.
Recuerdo el primer día que llegó Pedro Luis a casa, nervioso como un crío pequeño, ansioso como él solo sabia ponerse.
- Nena, Jesús ha encontrado el vuelo. No tiene altura pero se puede hacer distancia, llega la carretera al mismo despegue, si pinchas puedes subir andado, sirve para la escuela y para el vuelo más técnico que quieras hacer. Lo tengo al lado de casa. Mami, encontré el paraíso al fin.
Para nosotros lo fue aquel verano. Compartimos de todo en aquel lugar: largas tardes de amistad, vuelacos de impresión y de quitarse el sombrero, largas siestas y también lágrimas acompañado los gritos de dolor de Paquico el chocolatero, cervezas y aperitivos hasta cerrar la noche, las molestias de mi embarazo. Ciertamente hubiera podido ser el paraíso.

Ese verano el Bordillo se consagró. Algunas personas incluso comentan que tiene vida propia. Que en él solo triunfan los que realmente desean volar a toda costa, los que en cada térmica que giran saben que es un regalo de la propia montaña, los que respetan su vuelo y dan gracias por poder hacer la transición con un mínimo de altura. Los que con su técnica , su paciencia y su habilidad logran llegar a completar los 3 vértices de su triángulo. Pocos son aún los pilotos que entran en la categoría de bordilleros. Espero veros a todos volar este verano alli, cerca del sueño de Pedro, de un sueño que por una vez en su vida se hizo real : vivir alli eternamente. Buena suerte y buenos vuelos a todos.


Belén

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como vamos a echar de menos a Pedro Luis. El era el alma del bordillo, siempre estaba alli, con sus gritos, risas y metiendo baza al personal, con la enseñanza disfrutaba, con el vuelo , con los retos.... todo ello lo vamos a notar.
Se feliz alli donde estes.

Por que contententarnos con vivir a rastras si sentimos el anhelo de volar